Representaremos una escena imaginando como si correspondiere a una escena relevante de una película, intentando captar la atención del espectador y generar dudas más que resolverlas para disparar una posible historia alrededor.
Esta escena transcurre en un consultorio de dentista y narra una consulta con dos personajes, el dentista y su paciente. El paciente entrando al consultorio (desde la sala de espera), escucha una radio de la cual se escucha un tango, interrumpen interferencias extrañas y el dentista apaga bruscamente la radio. El paciente saluda al dentista, acepta su mano extrañado, pide que se siente. Comienza el control, el dentista se pone guantes y con distintas herramientas inspecciona el paciente. Cuando el paciente pregunta que tiene, el dentista responde que hay que quitar una carie y poner una amalgama. La situación es tensionante, el paciente sufre, el dentista analiza fríamente. Al momento de colocar la amalgama le pone un “chip”, el paciente no se da cuenta, y finalmente lo adhiere a su cuerpo con la luz halógena. Hay rastros de sangre, el paciente se higieniza. El doctor lo despide y le pide que vuelva en un mes.
Fundamentos:
Queremos resaltar algunas cuestiones sobre esta consulta, para explicar nuestra intención. Primeramente mantener la tensión de un momento que suele ser incómodo para el paciente al estar expuesto y tener incertidumbre del proceso que le realizarán. Quizás es la experiencia más cercana a la autopsia que tenemos casi todos los humanos de ciudad, y el no ver sino tan solo sentir los procesos, más la maquinaria dental, puede ser más incómodos que análisis clínicos o cirugías con anestesia. La palabra que puede resumir esta situación es INVASIÓN. Invasión del cuerpo por parte de la ciencia. Una amalgama es la mínima unidad de protesis, reemplazar lo orgánico por lo mecánico y artificial, hacer una simbiosis de lo vivo y la herramienta.
En segundo lugar, dejamos volar la imaginación y pensamos a el dentista como una raza ajena a nuestra especie que está en el planeta para analizarnos, monitorearnos y controlarnos. Aludimos al CONTROL tecnológico tan notorio en el presente por parte de las instituciones que finalmente pueden ser entes abstractos, alienantes y poco humanos.
En último lugar, la estética, los sonidos y la maquinaria se deben homologar al imaginario colectivo que tenemos de una NAVE espacial. Quizás una nave espacial más bien retro (ref: Acción Mutante, Mad Max 3, videojuego Fallout, planeta de la infancia de Anakin Skywalker. En estos casos el futuro es más bien distópico “recauchutado”, producto de guerras e industria artesanal). De esta manera el dentista extraterrestre se siente a gusto en su entorno, ya que en nuestro imaginario, las razas foráneas suelen ser superiores tecnológicamente.
Entonces, tenemos la NAVE que es el espacio de trabajo de lo ajeno en donde a través de una INVASIÓN sútil se CONTROLA Y MONITOREA a la especie.
Caracterización de los Personajes:
Dentista:
Si bien es extraterrestre, su apariencia y accionar se mimetiza con nuestra especie (no es verde ni terriblemente espástico). Sin embargo, es muy relevante la mirada inquisidora y analizante que ejerce sobre la boca del paciente, sobre su saludo, el ambiente, cuando mira las dentaduras. Es un curioso de la raza, y no se comporta de manera 100% natural. Frialdad científica.
Paciente:
Hombre casual, es la primer rata de laboratorio del dentista. Medio bohemio, no puede escapar a la rutina de las 8 hs por día. Tímido, reservado, sensible a la luz. El dentista le genera miedo y desconfianza, sufre el análisis.
Posibles actores:
Paciente:
Dentista:
No hay comentarios:
Publicar un comentario